CONSTRUYENDO LA DEMOCRACIA PARITARIA

INTRODUCCIÓN:

Debemos iniciar diciendo llanamente que la democracia paritaria es un modelo que busca garantizar la igualdad de representación entre hombres y mujeres en los espacios de toma de decisiones, especialmente en los ámbitos políticos. Este concepto surge como respuesta a las desigualdades estructurales que han marginado históricamente a las mujeres de los espacios de poder, limitando sus oportunidades para participar en la construcción de políticas públicas.

Ahora, en realidad, la democracia paritaria es más que una propuesta de participación equilibrada de mujeres y hombres en los procesos políticos, para transformarse en un reclamo de vertebración social en un cuadro de responsabilidades compartidas tanto en el ámbito público, como en el privado-doméstico.

Hagamos un rápido recuento sobre el contexto histórico de la democracia paritaria, los avances y retos que enfrenta, y las estrategias necesarias para su consolidación. Particularmente, se hará énfasis en los logros alcanzados en México, ya que nos hemos convertido en un referente regional al adoptar la paridad de género como un principio constitucional y al enfrentar los retos de su implementación efectiva.

1. LA DEMOCRACIA PARITARIA: ANTECEDENTES Y FUNDAMENTOS

El concepto de democracia paritaria se fundamenta en el principio de igualdad sustantiva, que va más allá de la igualdad formal ante la ley. Según el informe de ONU Mujeres (2020), la paridad implica un equilibrio entre hombres y mujeres en todos los niveles de representación política, desde los parlamentos hasta los gobiernos locales.

Sabemos que históricamente, las mujeres han enfrentado barreras estructurales que les impiden o dificultan acceder a cargos de decisión. A pesar de los avances logrados gracias al movimiento feminista y la adopción de tratados internacionales como la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW), el cual fue firmado en México el 23 de marzo de 1981; la participación política femenina sigue siendo desigual en muchas regiones del mundo.

En América Latina, la adopción de leyes de cuotas durante las décadas de 1990 y 2000 fue un primer paso hacia la paridad, pero estas medidas tuvieron limitaciones significativas. Las cuotas garantizaron una representación mínima de mujeres en los órganos legislativos, pero no abordaron de manera integral las barreras culturales y sociales que perpetúan la desigualdad.


2. DEMOCRACIA PARITARIA EN MÉXICO: AVANCES HISTÓRICOS

Como lo comentábamos, México ha sido pionero en la región al institucionalizar la paridad de género en sus procesos políticos. Desde la reforma política de 2014, que estableció la obligatoriedad de paridad en candidaturas legislativas, hasta la reforma constitucional de 2019 que extendió este principio a todos los niveles de gobierno, el país ha dado pasos significativos hacia la democracia paritaria.

Según el Instituto Nacional Electoral (INE), las elecciones intermedias de 2021 marcaron un hito, ya que las mujeres ocuparon el 50% de los escaños en la Cámara de Diputados, un logro sin precedentes en la historia del país. Asimismo, en los congresos locales y los ayuntamientos se observó un incremento notable en la representación femenina, lo que refuerza el compromiso de México con la igualdad de género en la política.

Sin embargo, no todos los avances han estado exentos de desafíos. La violencia política contra las mujeres ha sido uno de los principales obstáculos para consolidar la democracia paritaria. Según datos de la Fiscalía Especializada en Delitos Electorales (FEDE), durante las elecciones de 2021 se registraron múltiples casos de violencia política de género, que incluyeron amenazas, campañas de desprestigio y agresiones físicas y psicológicas contra candidatas.


3. DESAFÍOS PENDIENTES EN MÉXICO

Aunque los avances legislativos en México son notables, su implementación enfrenta retos importantes:

1. Violencia política de género: A pesar de las reformas legales que penalizan esta conducta, muchas mujeres enfrentan hostilidad cuando acceden a espacios de poder. La falta de mecanismos efectivos para prevenir y sancionar estos actos limita el ejercicio pleno de sus derechos políticos.

2. Resistencia cultural: Persisten estereotipos que asocian el liderazgo político con características masculinas. En muchas comunidades, especialmente rurales, las mujeres que participan en política enfrentan descalificaciones o son vistas como intrusas en un espacio tradicionalmente dominado por hombres.

3. Cumplimiento desigual de las leyes de paridad: En algunos casos, los partidos políticos han utilizado prácticas como las candidaturas ficticias o la postulación de mujeres en distritos perdedores para cumplir con las cuotas sin comprometerse genuinamente con la paridad.


4. ESTRATEGIAS PARA FORTALECER LA DEMOCRACIA PARITARIA EN MÉXICO

Para consolidar la democracia paritaria en México, es fundamental implementar estrategias que no solo promuevan la representación numérica de las mujeres, sino también la igualdad de condiciones para ejercer sus cargos. Algunas recomendaciones incluyen:


• Fortalecer las sanciones contra la violencia política de género: Es crucial garantizar que las instituciones electorales y de justicia actúen de manera eficaz para proteger a las candidatas y funcionarias públicas de actos de violencia y discriminación.

• Promover liderazgos femeninos desde la educación: Desde las aulas se debe inculcar una cultura de igualdad y respeto hacia el liderazgo de las mujeres, promoviendo su participación en espacios políticos y comunitarios desde edades tempranas.

• Acompañar la paridad numérica con políticas públicas: Además de garantizar un 50% de representación femenina, es necesario promover políticas que permitan a las mujeres desempeñar sus roles de manera efectiva, como la creación de redes de apoyo, acceso a recursos y capacitación.


CONCLUSIÓN:

México ha demostrado que la democracia paritaria es posible cuando existe voluntad política y compromiso social. Sin embargo, el camino hacia una representación igualitaria efectiva aún enfrenta desafíos culturales, estructurales y políticos que deben ser abordados con estrategias integrales y sostenibles.

La democracia paritaria no solo es un logro en términos de justicia social, sino una condición indispensable para construir un sistema político más representativo y diverso. La participación equitativa de hombres y mujeres en los espacios de decisión no solo beneficia a las mujeres, sino que enriquece el proceso democrático al incluir perspectivas diversas y responder a las necesidades de toda la ciudadanía.

Aunque en los últimos años se han llevado a cabo modificaciones legales que garantizan y protegen derechos, la democracia sólo será una realidad cuando sea paritaria; esto es, cuando las mujeres puedan participar en política en condiciones de igualdad y libres de violencia.


BIBLIOGRAFÍA

• Comisión Interamericana de Mujeres (CIM). (2022). La violencia política contra las mujeres en América Latina. Recuperado de https://www.oas.org/es/cim

• Instituto Nacional Electoral (INE). (2021). Informe sobre la participación política de las mujeres en México. Ciudad de México.

• ONU Mujeres. (2020). Hacia una democracia paritaria: Avances y desafíos. Nueva York: Naciones Unidas.

• PNUD. (2019). La paridad de género en la política: Experiencias globales y lecciones aprendidas. Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo.

• Valdés, T. (2021). Género y democracia: Un análisis crítico de la paridad. Santiago: CEPAL.